domingo, 22 de febrero de 2009

Cambios

Esta mañana, como casi todos los domingos, me he levantado y tras finalizar parte de las labores doméstica, me he sentado delante de la pantalla del ordenador para abrir la página del Diario de mi tierra y ver si habían publicado alguno de los artículos “familiares” que, mi padre, vía email, me hace llegar para que le comente mis pareceres. Es una satisfacción el que cuente con mi opinión.


Recordando viejos tiempos – ¿otro síntoma de vejez?-, me di cuenta que algo había cambiado en mi vida -hace muchos años, no puedo recordar cuántos-, mientras comía el postre en una de las sobremesas dominicales en las que mi padre y mi madre mantenían largas conversaciones. Hasta esa fecha, me dedicaba a comerme mi fruta, postre habitual en mí, prestando atención a lo que hablaban mis progenitores, intentando aprender, pero sin soltar palabra. En general, me encantaba escuchar los diálogos de los “mayores”.
Pero ese domingo, las palabras salieron. Imagino que porque trataron un tema que me atraía especialmente y porque, además, sabía algo al respecto. Así que metí mi cuña cual anuncio radiofónico que en un momento de exaltación despierta el interés de los escuchantes … En el silencio de las pausas que hice mientras exponía los pensamientos en viva voz, esos que siempre estaban en mi cabeza pero que no salían al exterior, fui consciente de que las miradas se centraban en mí y mostraban interés. Me escuchaban con atención y de alguna manera asentían sin mover la cabeza. El colofón fue escuchar cuando finalicé: Pues tienes razón, no lo había pensado, lo tendré en cuenta.


De justicia, montería y repulsión

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=437020




1 comentario:

King.COM dijo...

Hace tanto que lo aprendiste... que resulta extraño saber que lo conoces y no lo sueles poner en práctica.

Con la práctica se llega al dominio y en el mejor de los casos al perfeccionamiento.

No dejes de meter tu cuña ;)