lunes, 3 de diciembre de 2007

Ilusa de mi, tenía en el pensamiento que, en los tiempos que corren, el ser mujer y joven era un handicap superado a la hora de desempeñar cualquier tipo de trabajo. Pero me he dado cuenta, sufriéndolo en mis propias carnes, que aún sigue habiendo mentes arcaicas que piensan que hay trabajos sólo para hombres y que las mujeres deberían estar en casa con la cena preparada para cuando llegue el maridito, cansado de una fatigosa jornada laboral.


Hay otro nivel por debajo de la mente arcaica, la mente perturbada, que se cree dueño y señor de la mujer para poder hacer con ella todo tipo de barbaridades llegando a arrancarles lo único suyo que a veces le queda, su propia vida. Pero eso es un tema demasiado intenso para abordarlo aquí y ahora.




Violencia de género aparte, la construcción es un terreno propicio para que las mentes arcaicas se muevan como pez en el agua:

-Mariano, que una "chavalita" viene preguntando por ti- anuncian tu visita a la obra.
-Esta tía no tiene ni "puta" idea de lo que es la construcción- murmuran mientras te vas, cuando les has convencido con razones y con criterios que las cosas no están todo lo bien que deberían estar.

Después de un trato machista, que te hace sentir estúpida y sobre todo que hace que salga todo el cabreo y la mala leche que llevas dentro, entran ganas de coger uno de los ladrillos que andan por el suelo tirados y lanzarlo con toda tu fuerza, a ver si les abre, no la cabeza, sino la mente.

2 comentarios:

Soulman dijo...

Entiendo perfectamente los motivos que te llevaron a escribir un relato como este, en clave de artículo de opinión. Me gusta el enfoque de humor que le imprimes, humor un tanto negro claro que podría clarearse un poco si, empatizando con estos "cromagnones contemporaneus", probablemente llegarías a sentir cierta compasión de aquèl que sospecha que su sitio en esta vida, lo que le define y da sentido a todo su devenir se ve reemplazado poco a poco, no sólo ya por una mujer jóven, creo que sería por cualquier jóven en realidad, pero si, de ser fèmina, mayor su angustia existencial. En cualquier caso, brillante final, aunque como dice el chiste, màs que la mente, se les va a abrir la frese de ese juguito colarao como les tires el martillo, quien sabe, quizà la verguenza es de color rojo...

Soulman dijo...

juguito colorao y ladrillo, no martillo, fè de e-ratas en iglesia, ñic ñic