jueves, 20 de diciembre de 2007
Melancolía Barata
Melancolía del pasado,
melancolía del futuro,
todo pasa y no regresa,
nunca llega lo esperado.
Recuerdos tristes lejanos,
renacen sin ser invitados,
abren heridas cerradas
siendo otra vez cotidianos.
Y el gran futuro anhelado
¿luchará contra el recuerdo
venciendo al débil presente
que siempre duda aterrado?
Con el paso de los años,
el recuerdo disipado,
cicatriza las heridas,
el futuro lo ha logrado.
Excusas para el lamento
ahora ya son en vano.
Hay que aprovechar segundos
dejando pasar el pasado.
FIN
lunes, 3 de diciembre de 2007
Violencia de género aparte, la construcción es un terreno propicio para que las mentes arcaicas se muevan como pez en el agua:
-Mariano, que una "chavalita" viene preguntando por ti- anuncian tu visita a la obra.
-Esta tía no tiene ni "puta" idea de lo que es la construcción- murmuran mientras te vas, cuando les has convencido con razones y con criterios que las cosas no están todo lo bien que deberían estar.
Después de un trato machista, que te hace sentir estúpida y sobre todo que hace que salga todo el cabreo y la mala leche que llevas dentro, entran ganas de coger uno de los ladrillos que andan por el suelo tirados y lanzarlo con toda tu fuerza, a ver si les abre, no la cabeza, sino la mente.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Títeres con cabeza
En la iglesia de San Nicolás, en Segovia, actuó un titiritero argentino, que realmente me emocionó. El bululú, llamado Horacio, desde la apertura de las puertas para que la gente entráramos y nos acomodáramos hasta el inicio de la función, permaneció inmóvil en el escenario, sentado en una silla con los brazos y piernas cruzadas, cual títere esperando que su manipulador le enganchara para comenzar el espectáculo.
De repente la luz se encendió, y Horacio "despertó". Vestía de negro y, mientras se colocaba los guantes que daban vida a las diferentes marionetas, contaba con su acento melifluo y suave, el porqué de ser titiritero, el porqué de ser un bululú.
Presentó y manipuló sus personajes. Algunos hablaban, otros simplemente se expresaban moviéndose. Pero todos ellos transmitían una dulzura especial. Hacían reír, pero de manera sencilla podía traspasarse la débil frontera que delimita la risa y el llanto.
Mientras admiraba la actuación me preguntaba: ¿qué vida habría tenido Horacio?, ¿en qué medida sus personajes eran el reflejo de sus andanzas, de sus sentimientos?. Pero sobretodo, pensaba el tipo de persona que era para que, en los tiempos que corren, su trabajo consistiera en intentar sacar una sonrisa a la gente y dejarla dibujada en su rostro a través de sus títeres.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
GENERACIONES OLVIDADAS
Dentro de unos días voy a cumplir años y me he dado cuenta que partir de los 30 y hasta los 60 somos unas generaciones marginadas, generaciones olvidadas. No podemos disfrutar de las ventajas ni de ser joven ni de ser mayor: se acabaron los descuentos con el carné de estudiante, las ayudas al alquiler ya no están a nuestro alcance, la definición de joven emprendedor ya no nos incluye y, por supuesto, somos demasiado "pequeños" para que los medicamentos nos salgan gratuitos, los descuentos en los medios de transporte público se noten en nuestras carteras o podamos pertenecer al "Club de los sesenta”.
Según estudios, y hablando particularmente de España, los “jóvenes”, hasta pasados los 30 años no abandonamos el domicilio paterno y/o materno y no tenemos cargas familiares a nuestro cargo. De hecho nosotros somos la carga. Entonces, ¿por qué limitan las ayudas a los 30?. ¿Por qué nada se nos ofrece hasta que llegamos a los 60?.
Mi situación económica era mucho mejor cuando tenía 26: vivía con mis padres, mi sueldo no estaba nada mal y podía ahorrar dinero en poco más de un año para pagar un coche a tocateja. Por otro lado, comparándome con un miembro honorífico del mencionado Club de los 60, mi padre, soy bastante mediocre, económicamente hablando.
Reivindico la distribución de las ayudas no por edad sino por criterios objetivos.
¡Qué no se olviden de nosotros!
sábado, 29 de septiembre de 2007
Ilusión perdida
Pero, ¿cómo sucedió?,
jueves, 30 de agosto de 2007
martes, 21 de agosto de 2007
Cuento robado
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas . Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando.Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
Mario Benedetti
Yann Tiersen: Le Moulin http://www.youtube.com/watch?v=Hm0g5trWV9c
martes, 14 de agosto de 2007
Saudade
martes, 17 de julio de 2007
martes, 3 de julio de 2007
TIEMPOS DIFÍCILES
lunes, 11 de junio de 2007
COSAS QUE HACEN SENTIR BIEN
¿Cuál es el objetivo en esta vida?, me he y me han preguntado en multitud de ocasiones.
Aunque suene a utopía, ser feliz, ha sido la respuesta ganadora.
Hay quienes necesitan grandes fortunas o llegar a lo más alto para alcanzar la felicidad. Pero los hay que, viviendo o compartiendo las “pequeñas cosas que hacen sentir bien”, llegan a este objetivo vital.
En mi opinión, y tras mi corta experiencia que inevitablemente va aumentando día a día, la felicidad es un cúmulo de situaciones y emociones, puntuales en muchas ocasiones, que nos llevan a un estado de ánimo optimista, satisfactorio y alegre, que extendemos a lo largo de segundos, minutos, días, meses, años…
Con esta entrada de blog y, aunque su título pueda evocar algún anuncio de televisión (intento recordar el anuncio en cuestión pero mi mente se resiste), quería hacer una reflexión y una relación de las pequeñas –o grandes- cosas que me hacen sentir bien y por ende, me hacen ser feliz, eclipsando así todo pensamiento oscuro.
Como si de un niño se tratase al que han pedido una redacción en el colegio, comienzo...
COSAS QUE HOY ME HACEN SENTIR BIEN
Algunas de las cosas que hoy me han hecho sentir bien son:
- Escuchar al despertarme el trino de los mirlos reverberando en el patio.
- Recibir la sonrisa del vigilante que controla que todo y todos estemos en nuestro sitio.
- Saber que cuento con el apoyo incondicional de mi familia.
-Sentir el calor y la alegría del sol que tanto se ha resistido a salir.
-Contestar una llamada de un amigo/a con el que a pesar del tiempo y la distancia la relación no se enfría.
-Terminar el informe que tantos dolores de cabeza me ha causado.
-Observar un cuadro que un desconocido pinta en la calle.
- Ver a mi preciosa ahijada aunque sea mediante una fotografía.
-Derramar una lágrima releyendo El Principito.
- Observar una pareja de patos intentando remontar el río en un desnivel.
-Sentirme querida....
viernes, 8 de junio de 2007
¿Por qué no aceptar que alguien que fue feliz a tu lado ahora sólo quiere vivir alejada de aquellos momentos que pasaron?.
¿Por qué arrastrar a quien dices "querer" al hundimiento en el que te encuentras sumido?.
¿Por qué hay a quien le entusiasma transformar las cosas sencillas en complicadas?.
¿Por qué?...
domingo, 20 de mayo de 2007
martes, 8 de mayo de 2007
Relato robado: El ladrón de hachas
miércoles, 25 de abril de 2007
Anatomia del miedo
“El día que yo nací, mi madre parió dos gemelos: yo y mi miedo.”
¡Malditos miedos!, te hacen sufrir, ser vulnerable y perder oportunidades que nunca regresarán.
"El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma."
"Me lo habéis quitado todo, la familia, la libertad; pero hay algo que no me podéis quitar: el miedo"
"Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar"
martes, 24 de abril de 2007
Gavilaso de León, gran padre y buen escritor
sábado, 7 de abril de 2007
¡SANTO MIÉRCOLES!
Alberto, mi hermano pequeño que a pesar de sus veintitantos años sigue siendo, y será, el niño de la familia por decisiones de la naturaleza, es su protagonista como en casi todas las anécdotas mencionadas. Es un fanático de la música y por ende, las procesiones son una de sus debilidades. Se apasiona con los sonidos de los tambores, las trompetas, las gaitas y demás instrumentos incorporados últimamente a las bandas de las cofradías, retumbando en las fachadas de los edificios. Otra de sus aficiones, transformada ya casi en obsesión, es salir a la calle en compañía de mi madre a la conquista de nuevas Tiendas "de los Chinos". Cuando ve o intuye el objetivo a lo lejos, se suelta de la mano, empieza a correr, y cual ave rapaz, se precipita sobre la puerta entrando en su interior, en busca de un artilugio/juego/cachivache que emita algún sonido, gire o, simplemente, tenga muchas partes que se muevan.
martes, 27 de marzo de 2007
HISTORIA DE GATO
La cuestión es que, no dejándome guiar por mis sensaciones, este verano entablé amistad con un negro e indiscreto gato. Era vecino de callejón, silencioso, aseado e introvertido, que salía huyendo cuando me acercaba para saludarle. Su residencia, era compartida por muchos individuos similares a él que iban y venían a su libre voluntad. Yo no permitiría eso en mi casa y, como buena vecina y con intención de amiga, me dirigí a él para que "entendiera" que aquello le traería problemas con el casero. Pero no quiso escuchar.
En ocasiones, sigilosamente por no molestar, pegaba un pequeño salto hasta el alféizar de mi ventana y, a través de la mesa que estaba situada justo debajo, entraba en casa. Daba una vuelta comprobando que todo estaba en su sitio y cuando le preguntaba: ¿todo bien?, hacía un gesto de confirmación, deshacía el camino recorrido y daba por concluida la visita.
Durante las noches más cálidas del mes de agosto, conseguimos llegar a un estado de confianza tal que,en silencio , mirándonos, él con sus ojos destellantes, dejábamos pasar el tiempo en buscando el fresco de las corrientes, sin sentirnos incómodos.
Septiembre llegó y las tardías vacaciones de verano hicieron que nuestros encuentros se perdieran. Desde que volví tenía esa sensación de que algo me faltaba pero no había sido capaz de darme cuenta de lo que era hasta que ayer volvió a aparecer. Su aspecto era espantoso. Estaba sucio, cojo de la patita delantera derecha, desgreñado y con grandes calvas en los laterales. Lo que más me impacto fue su mirada triste. Sus ojos ya no brillaban.
¿Qué te ha pasado?, le pregunté. El me miró y, cabizbajo, siguió su camino pasando de largo de lo que había sido su antiguo hogar.
Mientras observaba la puerta de la vivienda de mi antiguo vecino lo entendí todo. Una malla metálica cubría, por la parte interior, la verja de la puerta que permitía la entrada de los mininos y en medio de ella un cartel escrito con letra casi ilegible: NO “HECHAR” COMIDA A LOS GATOS.
miércoles, 14 de marzo de 2007
LA SEGURIDAD INSEGURA
Confirmado es 1234... O quizás 0123... Si, está es, 4321...
Suena el despertador. Sobresaltada abro los ojos, cojo el móvil de la mesita y lo enciendo. Ahí está, el primer código de la mañana. Me levanto, me preparo, desayuno y, tarde como casi siempre, entro por la puerta de la
oficina. Frente a mi, la máquina de fichar. Ya estamos ante la segunda relación de números. Después de varios saludos y comentarios banales sobre el tiempo, me siento en la mesa y pulso el botón de encendido del ordenador. La pantalla se ilumina, aparece un fondo azul y de nuevo: Introduzca código de usuario y contraseña. ¿Qué ha pasado?. ¡Esto no va!. Vaya, he activado las mayúsculas sin darme cuenta.
Cuando parece que la prueba está superada, un letrero en el centro de la pantalla surge como por arte de magia: "Por razones de seguridad tiene un plazo de cinco días para cambiar su contraseña. Recuerde que debe tener como mínimo 8 caracteres, uno como mínimo ha de ser mayúscula, uno como mínimo ha de ser minúscula, una carácter ha de ser numérico".
Por fin estoy dentro de Windows. La siguiente tarea rutinaria de la mañana es comprobar si ha llegado algún mail urgente. Procedo a abrir el programa de correo y, como no, rápidamente, como un resorte, la ventana correspondiente solicitando usuario y contraseña.
Hago fotocopias, número de identificación. Saco dinero, introduzca su número secreto. Llamo por teléfono, marcar el 9 delante del número. Envío un fax, ahora ya no es el 9 es el 0 delante.
La mañana va transcurriendo entre códigos, contraseñas, pines, número secretos y, de repente, llega un correo electrónico:
¡INFORMACIÓN IMPORTANTE¡
"INVERTIR SU NUMERO DE PIN PUEDE SALVARLE"
Si usted está siendo forzad@ por un ladrón para retirar su dinero de un cajero automático, usted puede notificar a la policía marcando su PIN al revés...
Cuando te estén atracando, ahora ya no sólo no debes estar nervioso para poder introducir el número secreto y que no se quede bloqueado el cajero porque "estás muerto", sino que, además, ¡hay que pensar al revés!.
Dicen que los avances tecnológicos tienen como efecto una falta de ejercicio mental. ¿Estamos seguros?
sábado, 24 de febrero de 2007
Decisión dificil
No suelo ser persona constante. He comenzado multitud de actividades que al final han quedado abandonadas en el fondo de un armario o arrojadas en una papelera. Una de mis iniciativas más recientes y curiosas ha sido el encaje de bolillos. ¡Quién me iba a decir lo relajantes que resultan los golpecillos de los bolillos cuando cruzaba hacia un lado y enredaba hacia el otro!. Estuve "relajada" varios meses y ahora sólo me acuerdo de ellos cuando, intentando encontrar lo que he guardado precisamente para que no se me olvide dónde está, veo la bolsa que evita que se llenen de polvo.
Me he propuesto recoger mis "relatillos", antes de que vayan directos a la papelera, para compartirlos con todo aquel que desee leerlos. ¿Lo conseguiré?