Esta mañana la procesión no iba por dentro. Televisaron las imágenes de los sevillanos llorando de nuevo. Sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia que les impedían aupar a hombros los pasos y pasearlos por sus preciosas calles con esa devoción que hace que se ericen los pelos del más agnóstico.
Y yo me pregunto: si sacan los santos para atraer las nubes y que el agua caiga, ¿cómo va a distinguir el pobre cielo si la procesión es para pedir perdones o para pedir lluvias?.